viernes, 23 de mayo de 2008

Madonna


Madonna, diva


“Yo creo que siempre tienes que escoger. Y que incluso si te equivocas de elección, siempre acabarás llegando a tu objetivo. No me parece que el mundo les pertenezca a quienes nunca hacen nada. Si escoges el camino de la sabiduría, más tarde o más temprano vas a querer un poco de obscenidad. Si escoges el de la obscenidad, con el tiempo querrás algo de sabiduría. Con lo que te vas a encontrar en parecida situación vital”


“... resulta improcedente juzgar a las personas en función de sus elecciones personales. Creo que siempre es posible aprender algo, ya sea en el arroyo o en un entorno académico. De hecho quienes han pasado por ambientes muy turbios luego resultan ser las personas más interesantes”


“Yo creo que todos los miedos tienen origen en el temor a la muerte. Para ser completamente sincera, ése sería mi miedo principal: la muerte”


“El final de algo siempre viene a ser una especie de muerte. El final de una relación, de una carrera profesional, de la vida, de la vida física tal y como la conocemos. No se trata de un miedo consciente, sino que más bien es inconsciente. Pero todo está relacionado... Los momentos de temor por los que podamos pasar siempre tienen un mismo origen”


“A veces veo una foto mía de hace años y me acuerdo perfectamente del momento en que fue tomada, tengo recuerdos muy concretos. Pero hay otras fotografías en las que no me reconozco, ante las que me pregunto '¿Y ésta quién es?'. No me arrepiento de nada, pero a veces me pregunto: '¿Cómo podía llevar esas ropas, hacer esas cosas?...'. Es complicado”



Entrevistada por Jefferson Hack 2008

Alvaro Ybarra Zavala





Alvaro Ybarra Zavala, fotoperiodista


¿Qué pobreza le ha impresionado más?


La de la desesperanza. En realidad hay gente que vive muy dignamente en medio de la pobreza. A mi me parece que los problemas de aquí son exactamente iguales que los de allí. El tipo que tiene cuatro hijos, se queda sin trabajo y no puede pagar la hipoteca tiene problemas tan reales como los de los iraquíes. No es ninguna frivolidad.


“Un niño no tiene porqué trabajar, y también soy contrario a que se haga soldado, pero entiendo que si eres el séptimo hijo de una familia de diez, tu padre te ha violado un par de veces, tienes que pelearte con tus hermanos para comer un poco de arroz y ves que ingresando en un grupo armado vas a comer, vas a ver mundo, eres alguien porque tienes un arma... entonces no es tan descabellado convertirte en un niño soldado, es incluso lógico”


¿Cómo son los niños soldado?


Son combatientes y quieren marcar un territorio. Aunque empuñen un arma siguen siendo niños... el niño es el primero que te va a dar un machetazo en la cabeza. No les tiembla el pulso, son terriblemente crueles, y es muy triste.


“En Uganda suelen ir forzados. Las milicias secuestran a niños y después les obligan a volver a su comunidad para matar a sus padres o a sus vecinos. Es una manera de que rompan totalmente el nexo que les une a su hogar, porque la vergüenza les impide volver para siempre. Cuando entran dentro de un grupo armado se dan cuenta de que la única forma de ascender es siendo el más salvaje, y lo son


“Mi trabajo sólo consiste en contar historias y en poner rostro a los números. Tampoco doy lecciones. No quiero hacer sentir culpable a nadie por vivir en un mundo privilegiado. No soy un ministro de la moralidad. La gente no tiene culpa de haber nacido donde ha nacido. Lo fundamental es jugar las cartas que te ha dado la vida de la mejor forma posible, siendo ser humano

Entrevistado por Isabel Navarro 2008

domingo, 11 de mayo de 2008

Gao Xingjian



Gao Xingjian, escritor, pintor

Nobel de Literatura 2000, censurado en China. “Al borde de la vida” es su última obra de teatro.

“Zen es una forma de vida, una mentalidad, pero se puede llegar a convertir en un método. Un método que puede ayudar a desprenderse de algo que ciega nuestras vidas y que se llama egocentrismo. Cuando el ego se convierte en obsesión, uno se convierte en un enfermo, y se puede caer en una especia de lirismo incontrolado, un lirismo en el que sólo importa él. El espíritu zen ayuda a tomar distancia de ese egocentrismo ciego, a alejarse de sí mismo en cierto modo. Y cuando uno se aleja de sí mismo puede observarse. Y si puede observarse, está tranquilo. Y está lúcido”


“El mensaje es política, nunca arte. El arte con mayúsculas encierra un valor universal que sobrepasa los intereses, las épocas, las guerras, lo provisional. Sé que algunos intelectuales, con lo que escriben, se erigen como portavoces del pueblo y tonterías así. Eso ha sido terrible en el siglo XX, tan marcado por el marxismo y la idea de que podemos cambiar el mundo. Pero nadie puede hacerlo


“En China, sencillamente uno no podía escribir lo que le diera la gana. Bueno, tampoco hoy: yo sigo censurado allí. No escribía para ser publicado, simplemente no era posible. Pero escribía sin parar. ¿Por qué? Por necesidad. Un hombre oprimido necesita expresarse para demostrarse que sigue siendo dueño de su pensamiento, que sigue vivo


“Todo lo que me rodea en la vida diaria lo encuentro falso, contaminado por la política. Vivimos en la dictadura de lo políticamente correcto. Yo propongo que nos pongamos en los bordes de la sociedad. Y digo en los bordes porque no es posible estar fuera. En los bordes. Para verlo todo con el suficiente desapego y poder pensar con independencia, lejos de la multitud y la locura”


“... la soledad no es mala, al contrario. Si se pretende pensar y actuar con total independencia, la soledad es necesaria. Yo escribí un ensayo que se titula así 'La necesidad de la soledad'. Frente a la locura del mundo, la soledad nos salva


Entrevistado por Borja Hermoso 2008

Carmen Machi


Carmen Machi, actriz


Más confesiones. Sí, veo Aída. Sí, cada domingo por la noche. Y tiene momentos muy buenos. ¿Que porqué? Pues porque veo tal y como son a muchas personas que quieren aparentar lo contrario y realmente son eso, personas, con sus defectos, realidades y limitaciones. Carmen Machi no sé si es realmente Aída, pero sabe muy bien lo que representa. Como Carmen Machi, yo no tengo prejuicios.


“Aida no tiene prejuicios, bastantes problemas tiene para preocuparse de gilipolleces, ¿no? Es una comedia, pero el personaje es absolutamente dramático por la vida que le ha tocado. Todos conocemos muchas Aídas. Es una mujer carente de muchas cosas, y quizá por eso sabe que el sexo es gratis y le encanta. Sobre todo busca a alguien que la quisiera, porque nunca le han querido”.


“Lo que tiene sobre todo es sentido común. Cuando una persona ha pasado tanto – una mujer maltratada y separada, con hijos en edad difícil, con una madre y con un hermano con problemas – todo el mundo abusa de ella. A esa gente con la dificultad suprema de no llegar a fin de mes, cómo va a preocuparle la corrección política. Aída es políticamente correctísima, una mujer que da lo que tiene, que le preocupa lo básico, que su gente esté bien alimentada y segura. Esas mujeres existen: las que ven que su hijo necesita metadona, va a buscársela, y luego se va a un boys, que eso no quiere decir que estén con la depresión. Se dice que no tienen cultura, pero son gente culta de la vida, capaces de decir ¿y yo qué?, ahora salgo, me tiro a lo que haga falta. Son supervivientes”


  • Hoy muchas Aídas son extranjeras. Mujeres que vienen solas a trabajar y mantener a su familia en su país.

  • “La mía es ucraniana, Luva. Tiene ovarios. Aída es eso. Una mujer que, aunque en su casa nadie dé palo al agua, no puede dejar de fregar. Si no es agradable quitar la mierda de los tuyos, que ni te lo agradecen, imagínate con extraños. Admiro profundamente su trabajo.

Entrevistada por Luz Sánchez Mellado

Carmen Machi representa en estas fechas “La tortuga” dirigida por Ernesto Caballero y escrita por Mayorga. Machi es Harriet, una tortuga que, con su experiencia de 200 años, hace una crítica de la sociedad.

Miguel Delibes



Miguel Delibes, escritor

por Juan Cruz


No tengo tiempo de leer novelas. Prefiero los ensayos, los relatos cortos, los reportajes, las entrevistas,.... aquello que puedo leer entre horas y que no tenga mucha continuidad. Esto es para pedir disculpas por no haber leído ni un libro de Miguel Delibes. Siempre me pareció un hombre triste, adusto,... pero en esta entrevista comprendo porqué. Bueno, si que “conozco” su obra por la versión en cine de “Cinco horas con Mario” o "Los santos inocentes". ¿Quedo disculpado?


“¿Cambia Dios o cambian los creyentes su concepto de Dios? A un jesuita no le gustó nada cuando le dije que echaba en falta mi ciega fe de niño. El prefería una fe más razonada y adulta. Mi opinión es que en ese punto no nos da para elegir. El ateo listo no menciona Dios apenas, pero cuando lo hace es con un sutilísimo deje de superioridad, algo así como el del españolísimo desplante del Rey a Chávez, que me hizo reir tanto”.


“... El estado de la felicidad no existe en el hombre. Existen atisbos, instantes, aproximaciones, pero la felicidad termina en el momento en que empieza a manifestarse. Nunca llega a ser una situación continuada. Cuando no tienes nada, necesitas; cuando tienes algo, temes. Siempre es así. Total, que nunca se consigue”.


El amor llega a ser una costumbre y no reparamos en sus efectos. Por eso yo lamentaba no haberle dicho a tiempo (a su mujer) cuánto la amaba y cuánto la necesitaba. Era un sentimiento de pérdida tan hondo que no me consolaba de haberlo silenciado”.

Su mujer, Angeles, falleció en 1974. Después de su muerte Delibes pasó por un periodo de profundo vacío personal y profesional.


Pesimista fue siempre: sobre la Tierra, sobre la naturaleza. ¿Se muere la Tierra, o simplemente está herida.

“Desgraciadamente, herida de gravedad. Su destino no podemos preverlo. Creo que aún está en nuestras manos salvarla, pero ¿nos vamos a poner de acuerdo para hacerlo? Estamos tan bien instalados en la abundancia que no es fácil convencer al vecino de que se sacrifique seriamente para impedir el calentamiento del planeta y hacerlo invisible para millones de personas. El momento es crucial para que el hombre dé la medida de su sensibilidad”.


Y tremenda visión de este momento concreto de su vida: “Se me acabó el tiempo... ya nunca me verás mejor que ahora”.