domingo, 28 de septiembre de 2008

Isaac Rosa


Seguridad y Miedo


Extraído de una entrevista con Isaac Rosa, autor de:

  • Adiós muchachos (1998, teatro)

  • El ruido del mundo (1998, novela)

  • La malamemoria (1999, novela)

  • Kosovo. La coartada humanitaria (2001, ensayo)

  • El vano ayer (2004, Seix Barral, novela). Premio Rómulo Gallegos 2005, Premio Ojo Crítico 2004 y Premio Andalucía de la Crítica 2004

  • ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! (2007, Seix Barral, novela), reedición ampliada de La malamemoria (1999).

  • El país del miedo (2008, Seix Barral, novela)



“Existen miedos que tienen que ver con la vida urbana que en algunos casos consigues razonarlos y ponerlos en su lugar, y reconocer que están sobredimensionados. Te acompañan y condicionan tu comportamiento. Aunque una cierta dosis de miedo es necesaria para evitar peligros, incluso algunos cumplen una función educativa”


“... somos la sociedad más segura de la historia y, sin embargo, somos la sociedad más obsesionada con la seguridad. Cuanto más seguros objetivamente estamos, más inseguros subjetivamente nos sentimos, y demandamos más protección”


“Cuando uno alcanza ciertos niveles de seguridad y de protección aspira a una seguridad absoluta. Y esa búsqueda genera ansiedad. Vivimos un tiempo de incertidumbres que nos hacen sentir vulnerables, que a lo mejor no sabemos nombrar ni definir, que tienen que ver con la sociedad, lo económico, lo afectivo, y al final lo derivamos a otro tipo de inseguridades o amenazas más evidentes, cuando realmente la incertidumbre es otra”



“Hay una parte del miedo que está en nosotros y nos acompaña en este principio de siglo. El miedo puede acabar siendo un sentimiento cómodo. Se basa en la ignorancia, en el desconocimiento: tememos aquello que ignoramos, con lo cual temer algo puede ser una forma de no preguntar”


“Es (esta) una sociedad enganchada a todo tipo de pastillas porque no queremos sentir ningún dolor ni físico ni moral ni de sentimientos. Esto nos lleva a entregarnos a cualquier promesa de protección. Hace que en algunos casos renunciemos a aspectos vitales como la libertad. Aceptamos cosas impensables hace poco. Como nos protegen del terrorismo aceptamos que nos humillen en los aeropuertos, como nos protegen de los pederastas aceptamos que nos vigilen las comunicaciones”


“El sentido de todo poder político es que la ciudadanía se sienta amenazada, y van actualizando esos miedos porque necesitan que nos sintamos vulnerables. Que necesitemos de ellos. Es un uso por parte del poder político, pero también de cómo el Estado está fracasando en aquello en lo que prometía protegernos, y nos ofrece otro tipo de protección. Nos distrae de las inseguridades reales y nos hace pensar en otras como si fueran más graves”


“La mejor arma es el conocimiento. La primera tarea es ver qué está detrás de ese miedo, ponerlo en su sitio, ver si está sobredimensionado, ver a quién beneficia, ésa es una pista siempre a seguir. Por un lado puede beneficiar al poder político, pero por otro hay una serie de negocios como el de la seguridad privada que no para de crecer”


“Un exceso de protección puede privar a los niños de desarrollar mecanismos de defensa racionales. Les evitamos situaciones desagradables y cuando se enfrenten solos a una de verdad no saben cómo reaccionar. Hay que buscar el equilibrio entre defenderlos y que aprendan a defenderse”

por Winston Manrique Sabogal



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